25 Mar 2024

HISTORIA Y NOSTALGIAS

Por Oliverio Ramírez Juárez "El Poeta del Pueblo

HISTORIA DE UNA PRINCESA GUERRERA

Quienes tienen hijas o hijos entenderán a qué me refiero con esta historia.

Un día de repente, llega una personita a nuestra vida y la cambia radicalmente, ni siquiera nos damos cuenta el grado de impacto que tendrá, pero sabemos de antemano que ya no será lo mismo, que ese ser diminuto, de pequeñas manos, de pequeños pies, de pequeñísimos dedos será como un remolino que moverá cada parte de nuestro ser.

En mi caso, la primera en llegar fue mi hija, Sandra Lizbeth, recuerdo que me encontraba terminando mi maestría cuando a mi esposa Sandra Elvia le faltaban unas semanas para dar a luz. En esa época radicábamos en Salamanca pero mi esposa ya se encontraba en casa de su papá en Irapuato porque faltaban pocos días.

Un día cuando me encontraba en León por una diligencia de la escuela sonó el teléfono, era mi esposa: ¡Ya me voy al hospital, va a nacer nuestra hija!

El Vocho rojo que manejaba ese día casi voló camino a casa, cientos de pensamientos, emociones y sentimientos se arremolinaban en mi cabeza con sólo pensar que en pocas horas tendríamos en nuestros brazos a nuestra tan esperada bebé.

Más tarde, ya entrada la madrugada, una personita con enormes ojos negros miraba a toda la familia que esa noche nos acompañó. Mi suegro, su esposa, mis cuñados, mi esposa, todos estábamos felices por su llegada, era la primera nieta o sobrina de la familia de mi esposa, así que desde el primer día fue bienvenida.

Era inquieta a más no poder, a las pocas semanas de nacida, se resbalaba de su bambineto y a los pocos meses, ya se escapaba de la cama en la que la teníamos cubierta de cojines por lo que nos dio varios sustos y requirió constantes cuidados y supervisión cercana. Andar en bicicleta le gustaba mucho y con frecuencia, hacía peripecias jugando con su amiga de la infancia, Paulina, una vecina con la que acostumbraba jugar por las tardes después del jardín de niños, mientras Sandra Elvia y la mamá de Paulina las cuidaban de cerca.

Luego le siguieron otras actividades como el baile tahitiano, del que hizo varias presentaciones en las que siempre se distinguió por su gracia. Más adelante, inició la práctica del Tae Kwon Do, deporte que le ayudó mucho a desarrollarse física y mentalmente. En este deporte, ganó varios torneos en los que participó, pero más allá de las medallas creo que la mayor recompensa fue adquirir el cariño por un deporte, desarrollar la disciplina para practicarlo de manera constante y vivir los valores de este arte marcial.

Otros dos compañeros de varias batallas fueron los hijos más pequeños de mi suegro, Erick y Arturo, apenas unos años mayores que ella. Con ellos jugó, se ensució y creó una amistad que ha perdurado hasta ahora. Hoy en día Erick ya es todo un Psicólogo y Arturo, es Ingeniero Mecánico, ambos con un horizonte muy prometedor, sin temor a equivocarme, creo que su mayor distinción es que ambos son excelentes personas, juguetones, mal hablados, pero honestos y de buen corazón. Todavía se les puede ver a los tres molestándose mientras recuerdan tiempos pasados.

En la escuela, también mostró desde pequeña su gusto por estudiar, por aprender cosas nuevas y por hacer bien las cosas. 

Después del kínder, los dos primeros años de su primaria los estudió en una escuela cerca de casa, luego, debido a que nos cambiamos de domicilio, ingresó a su segunda escuela. Ahí, conoció a Monse, Karla, Norma y a Katya, con las que inició una amistad que hasta la fecha han sabido mantener. En sus cumpleaños posteriores, se hizo tradición que vinieran a la casa a hacer pijamada y al otro día, a desayunar hot cakes acompañados de tocino y jugo de naranja recién hecho. Los primeros años, era sencillo que se acomodaran en su recámara o en la sala, pero con el pasar del tiempo, se complicaba más porque las niñas de ocho años ahora eran ya unas señoritas. Ellas se siguen frecuentando y compartiendo sus historias de vida, pero sobre todo compartiendo una hermosa amistad, que es uno de los mayores tesoros del ser humano.

Hago un paréntesis en este momento porque mientras la protagonista de esta historia la vivía, la actuaba, la disfrutaba, mi esposa y yo parece que la veíamos desde una cámara de video. 

En nuestra memoria, siguen vivos recuerdos como cuando sentaba sus peluches en unas sillas pequeñas que tenía, o cuando regresaba a tomar agua a toda velocidad para seguir jugando o cuando tenía combates en el Tae Kwon Do y nuestro corazón parecía detenerse a momentos. Verla crecer, verla convertirse en la persona que es hoy, ha sido y sigue siendo todo un privilegio. Siempre cuidada y respaldada por mi esposa, mi suegro don Berna, toda la familia de Irapuato, la familia de Veracruz y por su hermanito, Miguel, que desde pequeño la ha admirado y amado mucho.

Hace unos días, se recibió de Ingeniera Biotecnóloga, un gran logro en su trayectoria. Verla sonriente, fuerte, segura de sí misma, nos llena de mucho orgullo.

 El trayecto no ha sido sencillo, culminar una carrera profesional siempre implica muchos retos, pero son precisamente estos desafíos los que forjan el carácter de los futuros profesionistas, porque, dicho sea de paso, la escuela es como un laboratorio en la que puedes practicar y si fallas lo vuelves a intentar, la vida real a veces puede ser mucho más compleja.

Dicen que la gratitud es la madre de todas las virtudes, por eso quiero expresar mi agradecimiento a muchas personas que fueron apareciendo en su camino, ángeles disfrazados de maestras, maestros y compañeros, que la motivaron, compartieron con ella sus conocimientos o sus libretas y la apoyaron para que poco a poco, materia a materia, culminara su carrera profesional. 

Ahora, después de este gran logro, al hacer el recuento de lo aprendido, creo que nuestra vida la vamos construyendo nosotros mismos, conforme vamos convirtiéndonos en una persona distinta cada día. Al convertirnos en una persona de bien, atraemos a buenas personas, al hacer nuestro trabajo lo mejor que podemos, atraemos abundancia, al ver la vida con optimismo, atraemos felicidad y el cariño de las personas.

También quiero reflexionar y hacer extensivo este relato a los miles de estudiantes que todos los días, se levantan temprano para llegar a sus colegios, a sus escuelas, a sus universidades, porque tienen la plena convicción de convertirse en mejores personas para generar cambios positivos en este México actual que con todas las vicisitudes y circunstancias sigue siendo hermoso y por el que sigue valiendo la pena levantarse cada día y hacer cada uno de nosotros, lo mejor que podemos.

Seguramente podrán identificar en sus familias o amistades cercanas a un príncipe o a una princesa guerrera en alguna hermana, hija o sobrina, así pues, sigamos impulsando a nuestros jóvenes y a nuestros niños, porque de ellos será esta hermosa tierra, porque si venimos a esta vida a dejar un legado, qué mejor que nuestra huella, nuestra semilla, nuestro paso por esta vida, sea dejar una juventud llena de sueños, de buenos sentimientos, capacitados para hacer frente a un futuro que hoy más que nunca, parece ser tan incierto como prometedor.